sábado, 11 de agosto de 2012

Músculos, postura y medio ambiente por Silvia Mamana



Los músculos dan al cuerpo su forma externa, y son los elementos que, gracias a su función contráctil, posibilitan el movimiento de los huesos, y por lo tanto, del cuerpo en el espacio, sustentando nuestra capacidad de expresión y de comunicación (1).
La micro-estructura de estos músculos esqueléticos presenta discos claros y oscuros que le dan a los mismos el aspecto de estriación transversal, por lo cual reciben el nombre de musculatura estriada o voluntaria(2), diferente de la musculatura lisa que forma muchos de nuestros órganos(3).
El sistema muscular es uno de los sistemas responsables de mantener las funciones hegemónicas que sustentan nuestra supervivencia. Mantiene:
  • La respiración, por medio del diafragma y los músculos accesorios que nos permiten inhalar y exhalar.
  • La nutrición, a través no sólo de los músculos de la masticación y la deglución sino también de aquellos que gobiernan las extremidades superiores, que nos permiten llevar el alimento a la boca.
  • La reproducción, mediante la musculatura del piso pélvico y la de los órganos sexuales.
  • La postura, con la gran cantidad de músculos que nos mantienen erguidos y nos permiten el movimiento. Es común el concepto de que esa musculatura estriada se divide, según cómo intervenga en esta última función hegemónica de sostén, en músculos rojos o antigravitatorios y músculos blancos o dinámicos. La mayor o menor tensión de los primeros será responsable de las desviaciones con respecto a lo que es considerado “una postura correcta”(4).
Personalmente considero que al abordar cualquier aprendizaje corporal que implique modificación de los hábitos, tanto posturales como mentales o emocionales, debemos trabajar tanto la estructura como la función, ya que en la medida que el acortamiento muscular estructural limite la función, el aprendizaje funcional se verá limitado, o por lo menos disminuido. Por otro lado, trabajar únicamente el estiramiento de los músculos no garantiza que los logros conseguidos estén al servicio de una mejor función, que es el objetivo último de todo organismo bien integrado, donde la estructura debe estar al servicio de la función, y no al contrario.
La actitud postural es mucho más que un conjunto de músculos acortados, y por lo tanto nuevas experiencias de movimiento que nos permitan integrar a la musculatura estriada voluntaria (y porque no también a la lisa involuntaria) pueden ayudar a modificar esos hábitos y a crear espacios de aprendizaje para la unidad cuerpo-mente.Tono muscular y postura
Según la definición de los libros de texto, la actitud o postura es “el mantenimiento de una relación determinada de los distintos segmentos corporales entre sí, y del cuerpo en su totalidad en relación al espacio y al plano de sustentación.” (5). Esto exige, entre otras cosas, que la vertical que pase por el centro de gravedad del cuerpo caiga dentro del plano de sustentación del mismo, y que los músculos antigravitatorios activamente sostengan al esqueleto a través de lo que se llama actividad muscular tónica (a diferencia de la actividad fásica, que es la que nos permite movernos en el espacio).
La actividad muscular tónica mantenida a través del tiempo es lo que llamamos tono muscular, y tiene como base a estímulos nacidos en el mismo músculo (fibras intrafusales del huso neuromuscular) y en receptores ubicados en distintas partes del cuerpo (músculos del cuello, oído interno, ligamentos, cápsulas articulares).
Desde una perspectiva más amplia, podemos decir que “el tono es la actividad celular de base que precede y sustenta cada uno de nuestros movimientos” (6).
En Body-Mind Centering® decimos que el tono celular está en relación con la actividad de todas las células de nuestro cuerpo. Este comienza a formarse en el ambiente fluido del útero, bajo la influencia de la gravedad y de las experiencias intrauterinas tempranas(7). Sigue desarrollándose, luego del nacimiento, como una respuesta a la forma en que nos relacionamos física, perceptual y emocionalmente con el ambiente que nos rodea.
Este tono celular sustenta el desarrollo tanto del tono muscular (que expresa la actividad de base de los músculos en estado de reposo, y su predisposición para activarse) como el del tono de los órganos (que expresa la actividad orgánica de base en estado de reposo, y la predisposición de éstos para la actividad).
El tono postural es, entonces, una combinación del tono muscular con el tono de los órganos. Este es siempre relativo y está bajo la constante influencia de factores tanto internos como externos, aún desde el momento de la concepción. Al respecto, Bonnie Bainbridge Cohen dice: “El tono postural es la disponibilidad de los músculos para responder. Presiento que nuestro tono básico es un indicador de cómo nos estamos relacionando con la tierra a través de la atracción de la gravedad. Se refleja en la calidad de nuestro movimiento. Un tono bajo indica que estamos teniendo dificultades en enfrentar la fuerza gravitatoria; un tono alto indica que estamos resistiendo en exceso la atracción de la gravedad; un tono uniforme y balanceado indica que tenemos una relación cómoda, o equilibrada, con la fuerza de atracción de la tierra.”(8) La Tierra que nos sostiene y la fuerza gravitatoria que nos ata a ella son las dos únicas constantes que mantenemos a lo largo de toda nuestra vida. El hecho de que estemos “hiper-resistiendo”, que nos sintamos “agobiados”, o que tengamos una relación “amigable” con la gravedad, no es sólo un indicador del tono muscular, sino también de nuestra capacidad para respirar plenamente, para pensar, para actuar, y para relacionarnos con lo que nos rodea. Explorar estas distintas relaciones con la fuerza gravitatoria nos puede ayudar a encontrar un equilibrio en el tono postural, que redundará en un cambio en los demás aspectos relacionados con él.La percepción del tono
En Body-Mind Centering®, que es un método basado en la experiencia empírica corporal, trabajamos muchos conceptos no aceptados (por lo menos hasta el presente) desde la anatomía tradicional(9).
Uno de ellos es lo que llamamos Corriente Interna Muscular (Muscle Currenting), relacionada con la dirección de los impulsos eléctricos que pasan por las fibras intrafusales que se encuentran dentro de los husos neuromusculares. Estas fibras determinan el tono muscular y son una guía para la contracción de las fibras extrafusales, encargadas de la contracción muscular(10).
La exploración vivencial nos dice que la corriente interna puede transitar del centro hacia los extremos, o viceversa. Si ésta fluye desde el vientre muscular hacia los extremos, el músculo se percibe como demasiado alargado, y débil durante las contracciones. Si, por el contrario, fluye desde los extremos hacia el centro, la sensación será la de un músculo corto y tenso.
La forma óptima de flujo ocurre cuando la corriente transita de origen a inserción, o a la inversa, ya que esto provee un sistema continuo de líneas de fuerza que recorre todo el cuerpo. En función de ello, en BMC clasificamos a los músculos en:
  • Músculos A: son aquellos que funcionan más eficientemente con una corriente que fluye del centro (ombligo y L5) hacia la periferia. Son generalmente monoarticulares, los más profundos de un grupo muscular, y los encargados de la iniciación de los movimientos de control fino.
  • Músculos B: son los que funcionan con eficiencia con un flujo que va desde la periferia al centro. Son generalmente bi-articulares, los más superficiales de un grupo muscular, y encargados de los movimientos que requieren fuerza y amplitud. Para que la musculatura funcione eficientemente, cada grupo muscular debe estar equilibrado en el fluir de sus corrientes internas, lo que permite establecer un tono postural óptimo y una economía de trabajo muscular durante la contracción. Si estos flujos están total o parcialmente invertidos, la sensación puede ser tanto de debilidad y letargo como de excesivo esfuerzo para mantener la postura e iniciar el movimiento, así como sensaciones mentales de falta de interés y motivación o de urgencia y falta de tiempo para concretar los objetivos cotidianos.
La experiencia de explorar estos “ríos internos” que recorren nuestra musculatura puede proveernos de una nueva herramienta para modificar tanto hábitos posturales como mentales y emocionales, más allá del trabajo que podamos hacer estirando músculos y fascias, que habitualmente son considerados los “principales culpables” de nuestra falta de alineación.
He tratado en este artículo de enfocar la mirada en algunas formas menos tradicionales de ver el tema de la postura. Nos queda pendiente (sobre todo en esta sociedad que nos lleva cada vez más a la alienación y al estrés), el tema del “tono” de nuestro Sistema Nervioso Autónomo… Pero eso, es otra historia.

Notas:
1. Los músculos de la mímica y los de las cuerdas vocales complementan esta capacidad “expresiva” de nuestro sistema muscular.
2. El miocardio o músculo cardíaco es un tipo especial de musculatura estriada, que funciona por contracciones involuntarias, reguladas también por el sistema autónomo, y por un sistema de conducción propio que posee el corazón.
3. El tejido muscular liso está compuesto de fibras alargadas cuya característica es la contracción lenta e involuntaria, dado que está inervado por el sistema nervioso autónomo. Los músculos lisos forman las paredes de nuestros vasos sanguíneos (venas y arterias), y de todo el tracto digestivo (esófago, estómago e intestinos). La vejiga y el útero también son órganos contráctiles, cuyas paredes están constituidas por musculatura lisa.
4. Para un análisis de la musculatura estática que incide en las desviaciones respecto a la postura “ideal”, ver “Músculos: un trabajo en cadena” por Norberto Brude y Silvia Mamana, Kiné nº 36, abril / mayo de 1999.
5. Isaías Loyber, Funciones motoras del sistema nervioso.
6. Bonnie Bainbridge Cohen, Primitive Reflexes, Righting Reactions and Equilibrium Responses.
7. Para profundizar sobre el tema de la influencia de las experiencias intrauterinas tempranas, consultar (entre otros): David Chamberlain Ph.D, “ The Fetal Senses”, y Bruce Lipton, Ph. D., “Maternal Emotions and Human Development”
8. Bonnie Bainbridge Cohen, Sensing Feeling and Action.
9. La imaginería, también llamada ideokinesis, (o “somatización”, como la denominamos en BMC) como instrumento para buscar la alineación y la reorganización de la postura a es una corriente que se inicia en la década del ’70 con las investigaciones de Lulu Sweigard en EEUU. En esta línea encontramos a maestros como Mabel Todd, John Rolland y Bonnie Bainbridge Cohen.
10. Para Bonnie Bainbridge Cohen, la Corriente Interna Muscular (Currenting) determina el largo de las fibras musculares en posición de descanso, y la calidad y eficiencia de la contracción, afectando por lo tanto la eficiencia, la calidad y la amplitud del movimiento espacial.

© Silvia Mamana, publicado en Kiné nº 64, octubre / noviembre de 2004

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